Caramelo


Hey, caramelo! Me gusta tu pelo, puedo soñar que veo muy cerca de mí, que tengo todo lo que quiero y lo que quiero decir, es que si tú no me lo das... me lo tengo que inventar. Tomo una copa detrás de otra,
me veo los programas de prensa rosa, me hago un canuto, disfruto y todo lo hago por ti.

Y hace tiempo que no creo, que no creo en nada, no me traigo cosas dulces a la cama, que no soy yo, que yo soy tú y tú no.. no me quieres ver ni en broma y en broma te digo “quiéreme”. Como una apisonadora, arrasas con todo lo que ves.

Y es que ante tal caramelo que puedo yo hacer, aunque lo intente se que voy a perder mi cabecita creyendo que tú vendrás a mis pies. Quizá algún día cuando me despierte de este ciego todo cambie y tú serás quien tiene miedo. 
Yo seré tú, tú serás yo.



Love the way you lie

Esta mañana, te despiertas, un rayo de sol en tu cara y yo con el maquillaje corrido. Estamos en la estela de la destrucción, silencio, habla en bajo, dime que lamentas haberme empujado anoche para poder apartarte de mí. Trata de tocarme y así podré  gritarte que no me toques más. Sal de la habitación y te seguiré como un perro perdido, sin tí no soy nada, ya lo sabes, estoy perdida. Luego dime lo imbécil que soy y más tarde haz como siempre, di que me quieres. Ambos sabemos que no importa cuántos cuchillos nos clavemos el uno al otro en la espalda, porque siempre nos protegeremos, al fin y al cabo tenemos la suerte de estar juntos, no? Te dañé dos veces, sí, ¿pero quién las cuenta? Puede que deba dañarte tres.. ¿Nos metemos en esa carrera? ¿Miramos a ver quién gana?

Para siempre.


La música era de Dummy, mi álbum preferido de Portishead. Había gente bailando, pero las caras en la barra eran inexpresivas, como siempre. La gente que se pasa el día y la noche en los bares tiene una expresión seca, amarga y frágil. Mientras yo escuchaba esa música , medio hipnotizada, él se deslizó hacia el baño y volvió un rato después, balanceándose. Yo sabía lo que había hecho. No podía mirarlo. Nunca pude encarar esa mirada, perdida, vacía, como si su alma hubiera volado lejos.
Luego yo me emborraché. Su pasión por las drogas la enfrentaba con mi pasión por el alcohol, al menos así podíamos resistir a nuestros respectivos egos, pasando por alto el sufrimiento, bailamos juntos, lento, muy lento, cómo si los pies nos pesaran toneladas.
A eso de las 3 aparecimos en su casa. Sin prisas, nos echamos en la cama. El aire acondicionado al máximo. Cierro los ojos, entre los dos sumamos 80 grados. Se puede escuchar el zumbido del ventilador, que da vueltas y vueltas y más vueltas…
Apenas reconocía lo que había a mi alrededor, sólo le veía a él, haciéndome el amor con la mirada mientras yo me desnudaba lentamente. Me dio un beso en la frente, me agarró la mano y se quedó dormido. Profundamente dormido. Para siempre.




Lámpara de deseos.

Y cuando vi que la lámpara no se agotaba, me dio por pedir.

-Básicamente quiero que me abra las piernas, no el cielo. Y a poder ser, cada noche. Quiero que no me importen sus mentiras. Quiero que sea generoso porque realmente lo sea, no porque le obliguen las buenas maneras. Quiero que tenga sangre en las venas.Quiero que le de igual lo que yo haga cuando no estoy con él, porque sabe que no encontraré a ninguno mejor. Quiero que me tiemblen las piernas cada vez que me da un beso. Que mi cabeza vuele cada vez que me toca. Que no me coma la oreja. Ni que me dedique canciones. Mejor que me las cante mientras me baja las bragas. Ni que me regale flores por San Valentín. Mejor que la única flor que compre sea la que tengo entre las piernas. Que la luna tenga que cubrirse los ojos cuando asome por la ventana y que al sol le de reparo aparecer antes de tiempo. 



Habitación 504

Miraba a través de la ventana lo poco que quedaba ya de esa noche cuando oí abrir la puerta de la habitación. Los restos del alcohol que permanecían aún en mi cabeza me dificultaban la tarea de mantener los ojos abiertos, pero sabía de sobra quién acababa de entrar.
Delicadamente vino hasta mí, se inclinó y me besó, animándome a tumbarme con él. Aquella cama estaba helada, y al tocarla, sentí cómo mi cuerpo se estremecía, buscando algo de calor en su piel.
Sus labios, calientes y suaves se encontraron con los míos, tiritando ya a causa del frío mezclado con algo de miedo.
Poco a poco, el cansancio se iba apoderando de los dos. A pesar de que las luces estaban apagadas, yo podía imaginar su cara, de expresión habitualmente inmutable, pensando en mil cosas que seguramente, poco tenían que ver conmigo.
La tensión del momento hizo imposible que me decidiera a preguntar todo cuanto me hubiese gustado, de modo que opté por callar y disfrutar así de él, en un formato hasta entonces desconocido para mí.



Que la luna es roja

A solas hablo contigo y te cuento que la luna es roja. Te cuento que a veces me espanta, que ahora acabo convertida en pluma, como una más entre tu almohada, pero muy cerca de tu cara.
No puedo no tocarte si tú no me dejas. Besarte si tú no me lo pides. Instinto animal hay de sobra...
Y tengo clavada aquí una condena de años y de preferencias que dicta que a mí ya no me tocas, pero es que hay tantas ganas de volver a verte..




And we could have it all...

-Sólo una cosa más. Cuando dormís juntos, se despierta a media noche para verte y empezar a besarte hasta despertarte?
+No.
-Cuando estas sentado, se acerca lentamente y te susurra al oido muy despacio te quiero?
+No.
-Cuando estas tirado en el sofa viendo la tele, ella va y se te tira efusivamente a besarte?
+No, si hiciera todo eso me volveria loco.
-Pues por eso la odio. Porque no sabe hacerte feliz al 100%. No sabe tener contigo detalles tontos que te hagan volverte loco. La odio porque todo iba bien entre nosotros hasta que ella llegó.
+Ella ni siquiera se acerca a ti. Tú eres unica pero ya sabes que habia dificultades.
-No crees que al menos merecía una explicación?
+Jamás la tuve.